Ayer fui al super a comprar pavo y unos yogures con bífidus (en realidad pizzas precocinadas, Donuts y Coca Cola 2 L).
Al principio me hacía mucha ilusión, pero la verdad es que no es para tanto. Dejando a un lado mis limitaciones físicas (no alcanzo a la tercera balda, y soy incapaz de llevar el carrito recto), creo que el super promete más de lo ofrece: hay muchas cosas pero falta imaginación.
La nota negativa fue la elección de la caja. Me puse en la peor cola y casi me dan las uvas: una entrega a domicilio, tres pagos con tarjeta, una fregona que no tenía el precio marcado, una cajera desmotivada...
No pienso volver, al menos que sea estrictamente necesario.
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